Se cerró la puerta adolorida
con quejidos de rama seca
y oí tu voz en su lamento.
Venía asomando, recién nacida,
húmeda aun, de nacer
entre tus labios y tu lengua
por eso su primer sonido
(señal de nacimiento)
sólo fue eso: rumor y nada más.
Al secar sus alas al sol
–tu voz es una mariposa amarilla-
se articuló en palabras llenas
(palabras altas como cima helada,
palabras vivas como pasto o manzana)
y cada batir de alas
destiló preguntas
y tomó posesión de su reino de viento
y se instaló a vivir en mi ventana
como promesa de sol
bajo el cielo del invierno
domingo
Tu voz
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