sábado

Ivresse (republicación)

Gota de vino roja, tibia,
manando de tus labios,
de la fuente de piedra constelada
que se quiebra en ardor,
veneno de ti,
dulce embriaguez de tu piel.

Mira la gota tan terrestre de maderas y frutas,
húmeda de cal y ladrillos y silencios
que cae lenta, sinuosa, soberana…

Lágrima de un placer de bosque,
de rama quebrada bajo tus pasos,
de bruma cómplice y tibia.

Gota de vino lunar
que rige el destino de los besos,
marca el sendero que las manos
labran, muerden, desgarran…

que las primeras manos
lamen y eternizan.

Gota de vino de acidez profunda,
quemando tu pecho,
carcomiendo hasta abrir la carne,
hasta hacer uno sólo
entre vino y sangre,
agonizante embriaguez de tu piel.

Cae despacio,
retrasada en relieves primarios,
hermana de sudores infinitos,
tentación constante de mi lengua.

Cae abriendo abismos
en su memoria de hierba y de uva,
frenando el tiempo,
recodo de sueño,
camino maduro.

Una gota de labio, crisol de deseos;
una gota de vino, lágrima de noche
y noche y deseo palpitan en ti…

perfecta embriaguez de tu piel


.

6 comentarios:

Reflex dijo...
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Salvatiere dijo...

Y tu voz va tomando cuerpo, mientras me hundo de cabeza y paladar.
Tu gusto amargo retrocede mis sentidos, y otra vez
tu cuerpo,
con el retrogusto a beso.



Tan impertinente yo......... Muchos saludos..



Agustin

Muy Matrera dijo...

Tu poesía es como una amante generosa que abre sus brazos para cobijar con el calor.
De un lenguaje sutil y a la vez universal. Siempre de a dos, la mágica dicotomía.

yole dijo...

Creo que ahora me doy cuenta de por qué me encantan las gotas de vino...

Besos vitivinícolas.

Pinkerton dijo...

Interesante. El tema del vino y la sensualidad es una conjunción tan vital, que ha hecho reconocer a Baudelaire que los poetas tienen el efluvio de Baco corriendo por sus venas.
Li Po un poeta maravilloso se inspiraba en gran medida en el vino para lograr un arte exqusito, tanto así que se cuenta que murió ahogado en el Yang Tsé, embriagado de pasión literaria y vino, intentando abrazar la luna desde su barca.
Me parece un poema bien logrado en lo estructural y el ritmo, levemente meloso al final en la invocación apostrófica a tu objeto de deseo tan vinculado a Dionisios.
Y como Je t'aime aussi un regalo:
Dicen que al saber Marco Antonio que Octavio, el futuro emperador Augusto, había reunido la mayor flota conocida para invadir Alejandría en donde él se deleitaba con Cleopatra, ya viéndose perdido decidió darse a los excesos de Eros y Baco (quien decía que era su dios protector)
La noche previa a la batalla de Accio dicen que se escuchó un cortejo festivo que abandonaba la ciudad. La leyenda cuenta que era el dios Baco que abandonaba a Antonio.
Uno de mis favoritos Constantino Kavafis escribió un poema alusivo. El llamado final a vivir y morir como un hombre asumiendo los excesos, tan alejandrinos y helenos, es un canto a la congruencia.

Para ti
"Que el Dios abandonaba a Antonio".

Cuando de repente, a medianoche, se escuche
pasar una comparsa invisible
con músicas maravillosas, con vocerío -
tu suerte que ya declina, tus obras
que fracasaron, los planes de tu vida
que resultaron todos ilusiones, no llores inútilmente.
Como preparado desde tiempo atrás, como valiente,
di adiós a Alejandría que se aleja.
Sobre todo no te engañes, no digas que fue un
sueño, que se engañó tu oído:
no aceptes tales vanas esperanzas.
Como preparado desde tiempo atrás, como valiente,
como te corresponde a ti que de tal ciudad fuiste digno,
acércate resueltamente a la ventana,
y escucha con emoción, mas no
con los ruegos y lamentos de los cobardes,
como último placer los sones,
los maravillosos instrumentos del cortejo misterioso,
y dile adiós, a la Alejandría que pierdes."

Reflex dijo...
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